Para la comprensión de la situación actual…
¡Tanto elojio en vano!, decía una vez Gabriela Mistral a un crítico chileno.
Y bien que no es cierto eso.
Y de tanto prodigarle, de tanto echarlo a correr por esas interminables carreteras del globo, ya no se cree en él. Se le siente pasar, y es la indiferencia quien se asoma a verlo, desde la ventana más alta; hace ruido, y no logra alarmar a nadie.
Así entonces, no habremos de elogiar la obra (…). No diremos que es un muchacho poseedor de grandes …
Casi, casi caemos en el pecado de vulgaridad de anotar que es un muchacho con grandes condiciones de (…).
Pero nó.
Líbrenos Dios o el Diablo de ello, y líbrenos hoy y líbrenos mañana, para la gloria soberana y vibrante de todos los artistas, de todos ellos que han de ir, al viento las melenas y como una bandera sus corbatas revolucionarias, por las sendas de la belleza y de la selección. Pequeña e infinita senda florida de besos inviolados.
Seamos sinceros, pues, esta vez y guardemos la vanidad de nuestro elojio en lo más íntimo, ¡que a nadie interesa fuera de uno mismo!
[Alamiro Sanchéz, “Tanto elojio en vano”, El Día, 1924].