Arte y Crítica

Columnistas - julio 2014

Un Parque de las Artes para Puerto Montt

por Juan José Santos

La cosa no va en reivindicar un Guggenheim en Calama. No se dirige a exigir espacios de arte en regiones que ni tienen interés en ello, ni público, ni ganas. Va en resaltar la necesidad de oferta en un lugar con demanda.

https://www.youtube.com/watch?v=OTUTxjZRuDI

Puede que el vídeo no ayude, y lo que consiga es que se construya otro Mall horrible, encima del horrible que ya han construido. Un grupo de personas vinculadas a la cultura en la ciudad de Puerto Montt pide un Parque de las Artes (https://parquedelasartespuertomontt.com/). La respuesta por parte de muchos (sobre todo desde Santiago) será que la prioridad es dotar de un mejor y más grande museo de arte contemporáneo en la capital. Ciudad en la que la cifra de visitantes al principal museo de arte contemporáneo en el 2013 –61.836 visitantes, menos que en el 2012: 63.954, en todo el año en ambas sedes del museo–, comparado con otros países similares –por población, número de facultades de arte, entre otros factores–, es ridícula. Acudan un martes por la mañana al museo. Más vacío que el cerebro del ‘Negro’ Piñera. El principal requisito para que se construya un nuevo centro de arte es si la población local lo demanda y con argumentos constatables. Analicemos qué es lo que pasa en Puerto Montt, si están sucediendo movimientos interesantes, dinamizadores y críticos que hagan que la petición de un Parque de las Artes sea algo más que una reivindicación sin base.

Gabriel Holzapfel, "Arde contemporáneo", fósforos quemados y nuevos + plinto, macetero y carbón, 80 x 80 x 120 cm, 2013, fotografía Denis Isla, cortesía del artista.

Los principales problemas

“El centralismo chileno y la poca presencia de personas competentes en cargos culturales”. Así de contundente se muestra Gabriel Holzapfel, artista natural de Puerto Montt, pero afincado en Valparaíso, ciudad donde tiene mayor facilidad para estudiar, producir y exponer: “Los grandes cargos, como la Dirección de una Corporación Cultural, son puestos estratégicos mirados desde las coaliciones políticas, y ya no sorprende que por medio de designaciones o lobbys, que muchas veces implican la descalificación pública de unos u otros (pueblo chico, infierno grande), aparezcan tipos que en su vida han tenido la intención real de ir a una exposición de arte contemporáneo, o que creen que sobándole el lomo a los artistas una vez al año están haciendo bien su pega”.

Cristo Riffo, Vista de exposición "Máquina", instalación interactiva, 2013, fotografia Andrés Muñoz, cortesía de artista.

Cristo Riffo, Vista de exposición “Máquina”, instalación interactiva, 2013, fotografia Andrés Muñoz, cortesía de artista.

Más allá de que este sea un problema exclusivo de Puerto Montt, vemos que hay obstáculos comunes con los que se pueden sentir identificados otros lugares de región, como comenta el artista Cristóbal Riffo, también puertomontino, y también exiliado (en su caso, en Buenos Aires): “No creo que esto sea un problema exclusivo de Puerto Montt, sino más bien una realidad a nivel país. El único lugar que cuenta con un circuito funcional de artes visuales es Santiago, tanto en términos de mercado, como formación, difusión y crítica”. Las causas, no solo del centralismo, sino del desinterés hacía el arte contemporáneo, tienen raíces profundas: “Son las secuelas del embrutecimiento sufrido por la clase media post-dictadura, cuando la cultura fue tomada como si fuese un objeto de lujo, un bien de consumo, instruyéndole a la población de forma subterránea que el arte es una actividad únicamente para entendidos, que el público común no puede apreciar o comprender, utilizando la tan poco original herramienta de la mistificación para este objetivo. Esto origina un desinterés por el debate del arte a medida que nos alejamos de la capital y Puerto Montt no es la excepción”. Si a esto añadimos el apagón informativo, pues eso, apaga y vámonos: “Otro factor está relacionado con la falta de medios de comunicación que difundan, fomenten y sobre todo reflexionen en torno a las artes visuales (otra vez el monopolio). Puerto Montt cuenta con solo un medio escrito (propiedad de El Mercurio), con una visión muy conservadora y con muy pocos espacios que acojan una reflexión crítica consistente con respecto al arte […]”, afirma Andrés Muñoz, Coordinador de Artes Visuales de la Casa del Arte Diego Rivera en Puerto Montt. En definitiva, problemas políticos, derivados del centralismo caníbal y de la desidia de los cargos públicos locales, generan un desierto cultural en un lugar en el que llueve durante gran parte del año.

Los antecedentes

Puerto Montt ha tenido sus hitos artísticos más allá de la Escuela de Angelmó o Pacheco Altamirano. Pintores como Hrdalo, Schneider o Sílvaro revitalizaron la creación local, y en los años más recientes, artistas como Marcelo Gallardo, Pablo Ceballos o Paula Hernández ofrecieron una nueva dimensión al nivel artístico de la región. Poca o nula recepción tuvieron sus propuestas a nivel nacional, aunque al menos tenían una posibilidad para hacerse ver en Chile: viajar a Santiago con los cuadros debajo del brazo. No tienen la misma suerte experiencias integrales, exhibiciones que no se pueden llevar a cuestas o, que si así fuera el caso, perderían en gran parte su sentido. Me refiero a dos eventos artísticos en Puerto Montt a los que no se les dio suficiente cobertura: La retrospectiva de Francisco Smythe (1994) en la Casa de Cultura Diego Rivera. El artista con mayor proyección internacional nacido en la ciudad mostraba, pocos años antes de su fallecimiento, una selección de sus trabajos, teniendo muy en cuenta el espacio y con una puesta en escena, un concepto curatorial novedoso, no solo en la región, sino en el país. Instaló arena en el interior de la sala, y sobre ella, un gran piano. Realizó una acción en el puerto, y junto con los pescadores, lanzó al mar uno de sus “corazones”, que, a los pocos minutos, se sumergió. La exposición fue muy criticada y maltratada, algo que no sorprendería mucho a Smythe, figura poco celebrada por sus propios vecinos. El otro evento: La intervención Dar la Cara, del colectivo Cataivelo, en el 2013. A 40 años del Golpe Militar, es un registro fotográfico de familiares y víctimas de la dictadura, mostrado en el exterior del ex centro de tortura de la Dictadura Militar chilena en Puerto Montt: (https://cargocollective.com/cataivelo/Dar-la-cara-Registro-2013).

Dos experiencias curatoriales que marcan la pauta, no para que el foco de las miradas desde Santiago se dirija hacia el sur, sino para que las miradas de Puerto Montt viren hacía un nuevo centro: la producción local.

Sebastián Baudrand, "Campo deconstructivo", obra realizada en la residencia de artes visuales Element`aire, Encuentro de Arte, Campo y Naturaleza, Los Muermos, Región de Los Lagos, 2011, cortesía del artista.

Sebastián Baudrand, “Campo deconstructivo”, obra realizada en la residencia de artes visuales Element`aire, Encuentro de Arte, Campo y Naturaleza, Los Muermos, Región de Los Lagos, 2011, cortesía del artista.

La cantera

En Puerto Montt, a pesar de las pocas y no especializadas opciones educativas relacionadas al arte contemporáneo ¬–salvo la Pedagogía en Artes de la Universidad de Los Lagos–, hay artistas jóvenes muy interesantes. La gran mayoría ha estudiado fuera de la región, y de esa gran mayoría, muy pocos han regresado. Pero los que lo han hecho, están dando un vuelco a la escena local. Artistas y gestores como Cristóbal Riffo, Fernanda Barceló, Cristina Benavides, Alex Prebisterio, Sebastián Baudrand, Cristián Bustamante, Andrés Muñoz, Miguel Ángel Merino, Gabriel Holzapfel, Elvira López o Esteban Pérez. Algunos de ellos residen todo el año en Puerto Montt, y otros realizan proyectos puntuales. “Me parece que desde el 2010 aproximadamente se ha estado gestando un movimiento mayor en torno a las artes visuales, con un puñado de artistas que están con una producción de obra prometedora, y a la par, generando espacios de producción y exposición”, comenta Riffo.

Sebastián Baudrand nos pone sobre la pista de otra iniciativa de relevancia: “La residencia de artes visuales Ruralías, inmersa en un campo agrario en Lo Muermos o Galería La Monja, proyecto de autogestión que recién conformamos entre cinco artistas jóvenes que vivimos en la región y varios proyectos colectivos de investigación, producción y formación que vienen a dar nuevas luces de lo que es habitar y crear en este sur”.

Sebastián Baudrand, "Campo deconstructivo", obra realizada en la residencia de artes visuales Element`aire, Encuentro de Arte, Campo y Naturaleza, Los Muermos, Región de Los Lagos, 2011, cortesía del artista.

Sebastián Baudrand, “Campo deconstructivo”, obra realizada en la residencia de artes visuales Element`aire, Encuentro de Arte, Campo y Naturaleza, Los Muermos, Región de Los Lagos, 2011, cortesía del artista.

Gracias al empuje de estos dinamizadores –y al de espacios como Casa Negra, Balmaceda 1215, y principalmente la Casa de Cultura Diego Rivera (que organiza talleres, seminarios, salones, exposiciones y conferencias donde intervienen artistas, curadores y críticos de todo el país)– en la Región están surgiendo iniciativas de altura, y modificando la apreciación hacia el arte contemporáneo de la población. Hasta el punto de que haya la necesidad de un espacio más eficaz: de ahí la demanda de un Parque de las Artes. Que asuma necesidades educacionales especializadas, que fomente vínculos en la Región y en las regiones adyacentes (incluyendo Argentina), y que, y sobre todo, ofrezca espacios de nivel para que los artistas puedan mostrar sus obras.

Las estrategias

La educación especializada alternativa, que es lo que ofrece la Casa de Cultura Diego Rivera, solo tiene un efecto si se trabaja de forma constante, regular y con un mismo grupo de estudiantes. Es la forma en la que están abordando los talleres actualmente en ese centro. El trabajo colectivo y asociativo es vital en lugares periféricos, así como la comunicación y el trabajo con regiones colindantes. El ejemplo de una ciudad (que, comparado con Puerto Montt, es una periferia entrecomillada) en la que se asocian colectivos locales es Valparaíso: así lo demuestra la reciente unión legal de los espacios alternativos. Vínculos recientemente creados entre dichos colectivos y otros países, saltando la conexión santiaguina, como el caso de Gálvez INC en Bolivia, ejemplifican otras maneras de trabajar. La obsesión con mirar hacía la capital puede derivar en astigmatismo. Otras ideas surgen desde los artistas: “Ciclos rotativos que viajen a Valdivia, Temuco, Conce y obviamente Santiago”, señala Gabriel Holzapfel. “Creo que es fundamental trabajar más en la formación de la audiencia, integrarlos a las actividades y hacer el esfuerzo por hacer más accesible el lenguaje de las artes visuales a toda la comunidad”, afirma Sebastián Baudrand. “No me cierro a la posibilidad de que a futuro tengamos residencias de arte importantes en el Sur de Chile, en donde artistas de todo el país (incluyéndome) puedan pasar temporadas largas en la región, produciendo obras pensadas para el sector”, sostiene Cristóbal Riffo.

Sebastián Baudrand, "Entre volcanes" Obra realizada en las faldas del Volcán Osorno mirando hacia el Volcán Calbuco, Región de Los Lagos, 2010, cortesía del artista.

Sebastián Baudrand, “Entre volcanes” Obra realizada en las faldas del Volcán Osorno mirando hacia el Volcán Calbuco, Región de Los Lagos, 2010, cortesía del artista.

Pero las estrategias se quedan limitadas si aún no existe un espacio de mayor envergadura dedicado a las artes.

El veredicto

“Creo que están los actores, que hay un escenario con mucho potencial, lleno de posibilidades, pero que aún nos faltan ciertos elementos que puedan hacer que se constituya una escena propiamente tal. Hay un juego de monólogos muy interesante. Está dispuesta la escenografía para intervenir, pero falta incluir al reparto elementos de conexión que puedan completar una estructura que dé continuidad a los distintos esfuerzos que se hacen en diversos espacios”. El objetivo es eliminar las cursivas de la declaración de Andrés Muñoz, y, sobre todo, que la población se una a la petición del Parque de las Artes. Hay vida más allá del Mall.

Sebastián Baudrand, "Entre volcanes" Obra realizada en las faldas del Volcán Osorno mirando hacia el Volcán Calbuco, Región de Los Lagos, 2010, cortesía del artista.

Sebastián Baudrand, “Entre volcanes” Obra realizada en las faldas del Volcán Osorno mirando hacia el Volcán Calbuco, Región de Los Lagos, 2010, cortesía del artista.

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Hay 10 comentarios a Un Parque de las Artes para Puerto Montt

  • Pablo Ceballos dice:

    El Parque de las Artes para Puerto Montt está iniciando un “movimiento” desde aparentes nuevas miradas para el contexto sur. Sin duda está (la idea) revitaliza situaciones pertinentes a necesidades propias de las gestión en artes visuales (fundamentalmente). Hay artistas que respaldan esta iniciativa, los que en su mayoría no residen en la zona (como los que se citan en la nota), y otros que están utilizando esto como plataforma de autopromoción (el tipo de la corporación cultural). La nota se plantea desde una carencia: de profundidad en el contexto cultural, de actualización del medio, de reconocimiento de las realidades, poniendo acentos en situaciones que se desconocen y haciendo práctico un discurso reconocido como “auto-acumulativo” (no se puede ser juez y parte). La iniciativa sin duda es buena, aunque hay que abrir conversación y diálogo, no solo respaldo público. Creo que recién ahí, podemos afirmar que es fuerza ciudadana. Se instalan acentos de la “escena”; la de Smythe y de la Cataivelo: la primera un acierto en lo conmemorativo, y la segunda sin comprender su significado para el escenario nacional. La nota plantea juicios unilaterales que deberían abrir la conversación; iniciemos.

  • Paula Hernández dice:

    Estimado Juan José,
    Me parece un artículo o documento con información parcial y evidentemente cargada hacia un informante clave. Cuadros bajo el brazo y propuestas más integrales? Se entiende como un lugar común o un ejemplo concreto ? (Q no es tal), de carencia de “éxito” o impacto a nivel nacional ? Creo q falta una investigación algo más profunda… Sería un aporte y realmente interesante leer una reflexión basada en antecedentes recogidos desde diversas fuentes.
    Siempre un Parque es bienvenido y necesario en una ciudad. Si se integran objetivos transversales sería tanto mejor. Que no se convierta en una nueva institucionalidad local para el desarrollo de las artes. Puerto Montt necesita instancias de intercambio multidisciplinario y respetuosa de todos los exponentes de las artes y la cultura.

  • Pablo Ceballos dice:

    Considero que el texto evidencia una visión dogmática con respecto al desarrollo del arte contemporáneo en el sur (probablemente desde el informante clave). SIn duda que el desarrollo no nace ni surge desde la institucionalidad; ellos solo ordenan los escenarios, los demás está dado por la vitalidad de las transferencias de los artistas con el contexto, lo que ha estado marcado por acciones, exposiciones, ponencias, charlas, conferencias, seminarios, diálogos críticos, etc. Lo que no se presenta como “evidencias” del accionar. Por lo demás, para generar una visión del escenario es necesario investigar de modo glocal, aumentando la convidad de informantes si es necesario, menos institucionalizados y mas co-habitantes del contexto (por lo cierto, descentralizado).

  • Diego Parra dice:

    Sin conocer la situación de Puerto Montt en cuanto a producción artística (de todo tipo), me parece que una iniciativa como esta responde únicamente a un país con una nula conciencia de lo que supone una política de cultivo de las artes. Es evidente que ningún Estado, por “progresista” que sea, va a invertir en un “parque para las artes” en una ciudad como Puerto Montt, por mucho que tenga una importancia mayor en el sector, ya que es el centro urbano más grande junto con Puerto Varas.

    Es clave comprender que la cultura si bien se usa como arma en la politiquería de izquierdas y derechas, tiene un lugar como tal dentro de la administración pública, cuestión que la aleja de los discursos buena onda y la acerca a lo fome, a las cuentas y estadísticas. Pero para comprender mejor esta abstracta idea, pregúntense: por qué tendría el Estado que financiar áreas verdes y un centro cultural amplio de manera prioritaria en una comuna como Puerto Montt donde no pasan de los 250 mil habitantes, y no hacer lo mismo en Puente Alto, donde hay más de 600 mil y no existe ni siquiera un miserable teatro?

    Los recursos son escasos y las necesidades múltiples. Si bien esto te lo enseñan en el colegio como el problema de la economía, este es también un problema para la política pública relativa a las artes. Los esperpénticos seres que se hacen llamar a si mismos “gestores culturales” conocen esto al dedillo, saben que más allá de las palabras de buena crianza, de lo lindo que suena hablar de cultura, ésta debe financiarse de alguna manera y en lo que respecta al Estado, deben justificarse las platas invertidas de buena manera. Porque además, cuál es el beneficio tan importante que puede ofrecer un Parque Cultural frente a un Hospital o una Universidad Regional (o en su defecto, el robustecimiento de una ya existente)? Ninguno, la cultura siempre tiene las de perder cuando debe justificar su propia existencia.

    Frente a esto, nos quedan -a mi juicio- dos salidas: juntar al arte con algo más que suene lindo y así justificar el uso de recursos que podrían ser usados en otra cosa más importante o en otro sector con peores índices que en Puerto Montt con respecto a acceso a las artes; en este caso los “gestores” juntan la necesidad de arte con las áreas verdes, dando así a entender que las artes son primero, un tema recreacional (imaginémonos a nosotros mismos saliendo a un picnic en el parque y luego nos vamos a ver el arte para así pasar el fin de semana) y segundo, que pasan por un tema de calidad de vida, pues una ciudad con pocas áreas verdes es siempre menos cómoda y feliz que una con jardines y plazas. Una justificación sin duda alguna mediocre, pero bueno, qué le vamos a pedir a la sub-raza de los gestores? Si son primos de los Directores de las Corporaciones Municipales de Cultura!

    Ahora, la otra salida, que creo es la que realmente pasa por LAS ARTES y su reflexividad es la que le vincula con procesos de constitución de identidad. Un espacio para la cultura es necesariamente un espacio donde la propia identidad local adquiere una forma sensible, a algunos esencialistas les puede sonar esto un poco etéro, pero creo que es lo que de manera primaria opera en cualquier producción de obra, una visualidad arraigada a una localidad. De este modo, lo que requiere una política pública para las artes no es un gran parque para las artes, sino que mayores presupuestos para lugares ya existentes como la Casa del Arte, y que de esta manera amplíe sus funciones de formador de audiencias (que me parta un rayo por usar el concepto); y luego, incentivar de manera INTENSA los intercambios culturales del tipo “residencias”, pues en dichos ejercicios la cuestión identitaria es mucho más evidente. No sólo ayudar a artistas locales, sino que también a foráneos que investiguen la cultura que les recibe. Ahora, esta opción no se traduce necesariamente en cientos de cargos burocráticos y laureles para determinados gestores culturales, y además, entiende primero al ciudadano como sujeto de la política pública y luego piensa en otras cosas como las posibilidades turisticas de la inversión en cultura.

    Sin embargo, Puerto Montt sigue sin ser un gran candidato para gastar recursos estatales, es cosa de ver las estadísticas. Una buena idea siempre es aliarse con los teatreros, ellos siempre obtienen privilegios de la adminstración de turno, sino pregúntenle a nuestros ministros de cultura.

  • Andrés Muñoz dice:

    Contexto y coyuntura están relacionados, pero ofrecen posibilidades de análisis que si no se separan debidamente, pueden generar confusiones más que concatenaciones claras. Y creo que aquí estancias y distancias hacen que el análisis se aparte del contexto (mucho más complejo de abordar sin tener una perspectiva inmediata, menos mediatizada, relacionada con el espacio cotidiano, con su historia y con los derroteros que han cruzado a la visualidad local en los últimos años….) y asuma la coyuntura (mucho más mediática, de más fácil acceso a través de las redes sociales, más levitante, dinámica, pero quizás menos arraigada) como punta de lanza para intentar auscultar lo que sucede en nuestro territorio.

    Acá hay una mirada desde la distancia de la crítica (con nombre y apellido y toda la parcialidad que lleva implícita, por lo tanto, hablar de unilateralidad es de Perogrullo), desde la distancia geográfica (y su inevitable centralismo), pero desde una buena intención de aproximación a lo que sucede hoy en Puerto Montt. Esa distancia puede reflejar, como señala Pablo, una espesura insuficiente en la forma en que se aborda lo contextual (faltan nombres, faltan obras, faltan proyectos por consignar), pero convengamos que estamos hablando de una columna de opinión, donde la opción de llegar a niveles de profundización mayor están limitados. Me parece pertinente y oportuno que los actores locales que quieran hacerse cargo de las espesuras, puedan de una vez por todas ir concretando el análisis a través del desarrollo de documentos (columnas, artículos, ensayos, opiniones, publicaciones, etc.) que aborden de manera más directa, más sistemáticamente y con el nivel de profundidad esperado, los procesos que se han dado en la práctica del arte local en los últimos años y los que se nos vienen. Para que todo aquello deje de ser parte del anecdotario de un territorio y se transformen en antecedentes procesales de la práctica cultural local… faltan fuentes, eso es indudable… hagamos las fuentes…

    Por qué creo importante la diferenciación entre contexto y coyuntura, porque el contexto se articula desde el contexto, y es ahí donde los actores (o agentes) asumen las vías, medios, lenguajes, soportes, materiales, investigaciones, apoyos e infraestructura que emplean para su desarrollo de obra. La investigación debiera hacerse cargo del contexto, tanto la que se desarrolla para la producción de obra, como la que pudiera desarrollarse para la transmisión de esos productos desde una perspectiva histórica, social, cultural, estética, antropológica, etc…expandiendo las posibilidades de correspondencia y diversificando las lecturas e interpretaciones con respecto al hacer contemporáneo en un contexto local como el nuestro, distante y distinto de los centros hegemónicos, pero no por eso menos activo y reflexivo.

    A la crítica dejémosle su visión (parcial, unilateral, acotada, insuficiente, como queramos llamarle) pero de una vez por todas abrámosle la puerta (dejando de pasada entrar un poco de buen humor para que no nos amarguemos la existencia con ella), y ocupémosla como pretexto para dialogar más fluidamente.

    Siento que en la columna la coyuntura se comió al contexto, y que muchas de las cosas que se plantearon en la entrevista (que apelaban a la “escena”, pero sin el condimento coyuntural de los escenarios posibles) quedarán para la conversación de pasillo (ojalá fuera de bar o café, pero la verdad es que poco nos encontramos en esos espacios, quizás nos hacen más falta un par de buenos bares y tiempo para visitarlos que salas de exposiciones o salones de conferencia)

    La coyuntura nos plantea otra cosa. Una posibilidad de discutir más que con respecto a la escena, con respecto a la escenografía en que se desarrolla el arte contemporáneo local (y acá me refiero a una definición temporal más que estética) y esto ni siquiera está forzadamente unido a si existe la necesidad de contar con más salas para la exhibición de artes visuales en nuestro territorio… Un parque es un espacio cultural por naturaleza, es un espacio de ocio, es un lugar donde decanta la ciudadanía, por lo general de acceso público libre, es recreativo, fomenta el diálogo, desvencija el ostracismo, en fin… hay ahí una serie de virtudes que están más allá de las problemáticas de una disciplina en particular, tiene que ver con el ejercicio de lo colectivo, con el poder ser, encontrarse y disfrutar de esa existencia colectivamente.

    A mi me parece que la posibilidad de negarse a la idea de generar nuevos espacios públicos en una ciudad completamente deficiente en ese aspecto es escaza, por lo que el respaldo a la idea general pareciera estar más menos resuelto… el punto es abrirNOS a la conversación y el diálogo: desprejuiciadamente, sin miedo a la confrontación de ideas, sin intenciones de autopromoción (como ve Pablo en “el tipo de la corporación cultural”), sin escafandras para mirar intenciones oscuras bajo el agua, y con una perspectiva colaborativa, colectiva, que pueda aportar en el desarrollo de una obra pública verdaderamente pensada para compensar todo lo mal que se ha hecho urbanísticamente en los últimos años.

    Un parque dotado de infraestructura cultural es muy distinto a un área verde. Un espacio así permitiría (entre muchas otras cosas) diversificar los escenarios, permitiría resolver un importante número de déficits en el campo artístico (quizás más ligados a la formación y desarrollo de otras disciplinas que específicamente de las artes visuales) y aportar a encontrarnos comunitariamente en nuevos espacios… quizás nos venga bien un poco de aire libre, así dejamos la gravedad y le ponemos más ceso a la creatividad…

    El diálogo está abierto… sigamos en esa dinámica, que es buena…

    Atte. Andrés Muñoz, así me llamo chicos, por si se les olvidó mi nombre ;) (y este no es un ejercicio de autopromoción)

  • Hola a todos, gracias por los comentarios. Este es un artículo de opinión o columna, no un ensayo, que pretende visibilizar la demanda de Puerto Montt y asentarla y justificarla en antecedentes pasados y eventos presentes. No se ha consultado una sola fuente, sino varias (las que aparecen citadas y otras que no lo están). Abrazos!!

    • joeldelinfierno dice:

      Sr Juanito
      Qué curte su respuesta: “Este es un artículo de opinión o columna, no un ensayo”…tomese la molestia de responder a las repliacas más arriba, no venga con este tipo de excusas. Respeto a los lectores, por favor. (le faltó poco para decir que solo era un publicación de feisbuc).

      Al Sr Cellavos, Sra Hernandez y Sr. Muñoz. ¿es mucho pedir que sus respectivos comentarios los redacten en un lenguaje menos “erudito”? que de tanto frase rebuscada y circunloquio, sus comentarios, llegaba ser sobre todoate. El común de la gente no entiende tanto tecnicismo, del tal modo que sus comentarios, terminan coartando la discusión y el debate (hay que estar con el Tractatus y Oxford Dict. of phisophy para entender qué dicen)
      Al Sr Diego Parra. … Aparte del tema relacioanado con “las artes” y “lo artístico”. El proyecto del parque nace en un contexto atinente de mi ciudad. Un contexto emergente de lucha y empoderamiento de nuestra ciudad, nuestro patrimonio y cultura… Puerto Mntt ha vivido una enorme explosion económica hace algún tiempo. Lo cual trajo consigo un crecimiento, pero un crecimiento no planificado, no controlado, no pensado… Hoy en día proyectos como el parque son un tema vertebral en la cultura critica de nuestra población…bien lo señala más arriba el Sr. Muñoz…
      Por lo tanto Sr. Parra, su comentario, con todo lo objetivo que viene a ser, siento que coarta esta lucha, esta instancia de dialogo, de critica, de “agonimo”, como diría Mouffe. Porque viene a censurar este debate. Con respeto, y como bien dice Ud. en un inicio, “sin conocer la situación de Purto Montt”…primero acérquese acechar la realidad de la ciudad… Por cierto, me hace mucha gracia como escribe! (así deben escribir los demás srs)

      Por ultimo, el comentario al final de Sr Muñoz..es un “combobraker” al Sr cevallos.

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