Arte y Crítica

Críticas de Arte - enero 2013

Lo Innombrable: Las mejores y peores exposiciones individuales

por Juan José Santos

Me piden un recuento de las mejores y las peores exposiciones individuales del año y tengo que citar a un perro, un teórico muerto, una chica que al parecer debe de ser política y…a lo innombrable. Porque lo no-nombrado va también en otro sentido al inicial…tendrán que leer hasta el final.

Intento nombrar, aunque sea en voz baja, las exposiciones individuales que he visto y que merecen ser recordadas y las palabras se evaporan en mi boca justo antes de vestirse con sonidos. Se buscan artistas que desarrollen trabajos ambiciosos, series de varias piezas en torno a un tema, proyectos a uno, dos o tres años que tengan calado y profundidad. Algo que se pueda nombrar, no ya renombrar. Parapetados, diluyendo responsabilidades en exposiciones colectivas los artistas jóvenes, mayores, medianos, sin prestigio, prestigiados o prestigiosos, desprestigiados, alguien.

Me piden un recuento de las mejores y las peores exposiciones individuales del año y tengo que citar a un perro, un teórico muerto, una chica que al parecer debe de ser política y…a lo innombrable. Porque lo no-nombrado va también en otro sentido al inicial…tendrán que leer hasta el final.

Pido disculpas; no puedo incluir nada ni de los dos primeros meses del 2012, al no estar en Chile, ni de regiones; nada pude ver en mis viajes fuera de Santiago. Por esas carencias una parte de lo ocurrido queda innombrado.

Las peores exposiciones individuales
5.- “Lotus Eaters II: La muerte de Killy Lilly”, Cynthia Marinkovic, MAC Parque Forestal

Una exposición pretenciosa, un universo sin teología, en un lugar inapropiado. Pero menciono esta exposición como una de las peores del año no tanto por el montaje citado, que también, sino como representante de las exhibiciones individuales de Museo de Arte Contemporáneo. Ni tan siquiera en nombre del presupuesto bajo cero se puede tolerar la bajísima calidad en la oferta del Museo que, por otro lado, sufre de la enfermedad de la anasognosia –desconocimiento de la enfermedad–. Proponen muestras interesadas y no interesantes en una asombrosa operación de des-empatía con el espectador. Promueven artistas que se sacan de la chistera del nepotismo de tercer grado, y no son conscientes de ello.

Se presupone que el MAC es el Museo de Arte Contemporáneo de Chile: en caso de que haya vida en el despacho, es el responsable de hacer visible una política de exposiciones individuales confusa, de un nivel pésimo, algunas, ni siquiera concebibles en una cafetería. Entre ellas la citada “Lotus Eaters II”, calificada como “instalación gráfica sonora”. Una experiencia darketa indescriptible generada para estimular pesadillas a los pobres niños que la visitaran, y una indeleble cara de ocho a los adultos que viven en el mundo cognoscible. Virgen de los góticos, que no haya un “Resurrection: Lotus Eaters III”.

4.- “Deco”, Rodrigo Canala, Galería Patricia Ready

Aquí iba a situar a Samy Benmayor, como representante del arte entrete y colorinche, en su expo en una galería para artistojipis; la Malborough, que tituló “Mucho más de lo que esperaba”. Samy tiene bajas las expectativas. Pero me decanto por el arte neo-post-irónico y ultra-aburrido de Rodrigo Canala. Unas obras que al parecer son sarcásticas, ya que son una burla del entorno en el que tiene lugar la exposición (tiendas de decoración). Para ser irónico es necesario poner en tensión, complicar, acusar y superar. “Deco” no consigue nada de eso, y me temo que tampoco logra generar reflexión alguna, una emoción o un deleite en la simple observación. Solo provoca una abulia dolorosa. En Chile son muchos lo artistas que, en nombre de la ironía, utilizan una iconografía industrial para, a través del conceptualismo, deconstruir su significado en un juego lúcido. Pocos lo alcanzan y demasiados lo intentan. El origen, en la universidad. Volviendo a Canala, y una vez desmentido su carácter paródico, esforcémonos en al menos rescatar un sentido puramente visual. Relajemos los músculos, imposible. Su única victoria, concebir una obra totalmente “Anti-deco”.

En su dossier personal leo lo siguiente; “Mi trabajo, pienso, genera en el espectador una mezcla entre quietud y expectación, o lo que llamo inercia óptica. Se trata de una apariencia cautivante, hipnótica, bella y, a la vez, provocativa o amenazante, en la que se esconde en último término, una crítica paródica a una contingencia tendiente al espectáculo y a la exclusión, manifiesta no solo en el cotidiano y los mass media, sino también en el mismo arte.”

3.- “Abu Ghraib”, Fernando Botero, Museo de la Memoria

El horror, la tortura, la injusticia, el dolor causado al hombre, el castigo desproporcionado, el maltrato innecesario. Con estas palabras no me refiero a las deleznables y nauseabundas prácticas inhumanas que ocurrieron en Abu Ghraib, sino a la obra de Fernando Botero.

Es una pena porque el Museo de la Memoria no merece estar aquí; varias de sus exposiciones han sido valiosas. Pero no me puedo creer que una institución siga dando cobijo a Fernando Botero. El artista de la banalización polisaturada, del comic cómico convertido en pieza de colección por arte de engorde. El artista que vende una fórmula caducada como producto delicatessen. Deforma a sus retratados de manera similar al embuchador que ceba por sonda a los gansos con alimento de baja calidad hasta la explosión, para luego convertir su hígado en el más exquisito foie gras.

El proceso es el mismo. En su serie “Abu Ghraib” lo que importa es alterar a los protagonistas y convertirlos en obesos, estableciendo diálogos fallidos en mi mente, entre comida basura, Estados Unidos, imperialismo y torturas. Todos los caminos me llevan a caminar maniatado sobre una tabla de madera en cuyo extremo se adivina un mar lleno de tiburones, dialécticas monstruosas que se muerden la cola. La espada del pirata Botero me obliga a seguir avanzando hacia la dolosa irresponsabilidad adjudicada por el sin bandera. Muy tuerto hay que estar para imponer un estilo, manierista e inexplicablemente no agotado, a la violación de los derechos humanos. Encima esta exposición viajó para ser expuesta en las regiones de Chile. Por una vez que un montaje se considera como itinerante, tiene que ser esta.

2.- “Constelaciones”, Walter Benjamin, Centro Cultural GAM

Voy a intentar domar mis pasiones y ser elegante en mi crítica. Estoy harto de Walter Benjamin. De él y de Guy Debord, Jacques Derrida y de Gilles Deleuze y sus Mil Mojones. El GAM organizó –en una rizomática operación– una muestra sobre Walter Benjamin, producida por el Circulo de Bellas Artes de España y que, sospecho, se trasladó solo en parte o con un rediseño defectuoso. Ya es suficientemente penoso intentar hacer entretenido y visual a un teórico, algo que se fuerza aquí, convirtiendo algunos de sus conceptos en esculturas o elementos decorativos, de tal manera que la cosa quedó como si fuera un jardín infantil para niños desmaterializados.

Es loable la inquietud por hacer llegar al público a un teórico, pero creo que una conferencia o simplemente, el visionado del documental de la exposición, son más adecuados que levantar una muestra de la nada, gastando un dinero necesario para otros menesteres. Y, desde luego, se podría hacer llegar al público a otro teórico, porque tanto Benjamin como Debord, Derrida y Deleuze son las Argandoñas del arte. Son citados hasta más no poder por los profesores locales, que parece que todavía no han pasado de la “D” en sus bibliografías sugeridas. Tal es la saturación que me he comprometido a no parafrasear a ninguno de ellos en ningún texto, por muchos flaneur que llamen a mi puerta.

Las Argandoñas del arte son totalmente necesarias para entender la creación posmoderna, pero a partir de ahí, a leer otras fuentes, que existen: Berger, Zizek, Brea, Koestler, Lippard, Foster, Hughes, Fontcuberta, Osborne, Marchán Fiz, James Elkins, Stephen Wright, Gavin Butt, Millar, Molesworth, Connor, Wolfe, Sontag, Kaprow, Papini, Mosquera, Camnitzer, Canclini, Ticio Escobar, yo que sé, Bernardita Ossandón.

1.- Bernardita Ossandón, Revista Paula

La política ha deshauciado la democracia con una infiltración tóxica y disfrazada tras una performance; una sonrisa. La obra de Bernardita ha traspasado las páginas de la Revista Paula para introducirse de lleno como una expresión de arte contemporáneo. Por su minimalismo conceptual, casi arte póvera conceptual. Su entrevista compite con el video de la Rosa Espinoza como lo más comentado del año.

https://www.paula.cl/entrevista/bernardita-paul-ossandon-ossandon/

Fíjense en el dominio de la fotografía, en la sutileza al colocar como telón de fondo una obra de op art, te hipnotiza, te marea, te succiona, y quieres votarla, y votarlayvotarlay… Bernardita se presentó a la elecciones como concejala en Puente Alto y, antes de la campaña, concedió una entrevista a la Revista Paula en la que, imagino, fueron previamente amordazados y secuestrados sus asesores. Lanzó joyas dialécticas como las que siguen:

“Tengo el servicio público en la sangre” (¿no serían hemoglobitos?).

“Organicé la fiesta de Navidad para los funcionarios municipales; corté tickets, saqué fotocopias y envolví los regalos” (una minera de la política).

“Por ser Ossandón sé que voy a salir electa” (y que vas a ir a muchos cocteles).

“Estuve en el colegio Los Andes, un colegio del Opus Dei muy choro que genera personas valientes” (y choras).

Las dos últimas respuestas que no incluyo aquí, por vergüenza propia y ajena, son para tatuárselas en el corazón.

La peor exposición individual del año salió elegida concejala. Y como la novena concejala más votada, por 7612 personas. Pero Bernardita… no me acuerdo como se apellidaba, aparece aquí como Killy Lilly (sugerente asociación), no por su creación individual, que también, sino como representante de un colectivo. En este caso las peores exposiciones individuales son los 7612 votos que obtuvo, como muestra de que este país está poblado por personas de un gran minimalismo conceptual, casi arte póvera conceptual. Pero muy choras. Concluyo que el gran peligro del Opus Dei es que tienen tantos hijos que nos van a acabar ganando en número; como no nos pongamos a procrear como Gedeón no va a haber manera de ganar unas elecciones.

Camila Ramírez, "Silla Comunitaria", 2009, cortesía de la artista.

Camila Ramírez, “Silla Comunitaria”, 2009, cortesía de la artista.

Las mejores exposiciones individuales
5.- “Rucio, el perro del Mac”, Mac Quinta Normal. Todo el año

Los de Arte y Crítica se olvidaron de especificar si los seleccionados tenían que ser humanos. Rucio es el perro que vive en el jardín del Museo de Arte Contemporáneo. Durante su performance, de gestos austeros pero significativos, deambula, babea, persigue moscas, se rasca, fornica con otros perros, hace la siesta, gruñe, come, se chupa su rosado falo. Acciones que le acercan a otros artistas como a Regina Galindo por su reivindicación del cuerpo, a Vito Aconcci por su acto repetitivo, a Ana Mendieta por lo violento, a Marina Abramovich por su mirada poética o al accionismo vienés por su fiereza cruda. Sus frecuentes ventosidades establecen conexiones con las aeropostales de Eugenio Dittborn. Su exposición individual destaca por la rebeldía y los guiños a otras importantes obras de la historia del arte. Suele cagar y mear en la fachada del Museo, en un acto político-subversivo.

Esa provocación, ese deseo de señalar a la institución como desactivadora/mitificadora del objeto artístico, le vale para ser considerado como un perro artista realmente independiente. Muchos le han criticado por no estar presente en Off Chacoff. Sin embargo, es un ejemplo para otros artistas; expone en el Mac (fuera y dentro, gracias a un video de la artista británica Lucy Skaer que ha registrado sus perrunos movimientos) y sigue con su actitud humilde & piojos. Ve acercarse a Juan Yarur y ni se inmuta. Ladra a los teóricos del arte que se acercan, sobre todo si llevan algún libro de Walter Benjamin. Por las noches cruje su mandíbula mientras sueña con que se está comiendo a Waldemar Sommer. Como dicen los Ases Falsos en su último disco “Juventud Americana”, los animales no se equivocan, son portadores de la sinceridad del cosmos.

4.- “Marabunta” de Regina Galindo, Galería González y González

Se puede alegar que la Galería González y González no difunde con acierto sus exposiciones, que es un espacio demasiado pequeño, que siempre van los mismos a las inauguraciones (lo que me hace sospechar que esos invitados viven en la Galería), o que en el sentido estricto de la palabra, no es una galería. Pero es la sala en la que se exhiben obras de los artistas más interesantes de Latinoamerica. Ya le gustaría al Museo de Arte Contemporáneo exponer a Dario Escobar, Moris, o Jota Castro, en el mismo año. Y a artistas chilenos como Bavarovic y Foschino. Y además a la guatemalteca Regina Galindo, mostrando dos vídeos donde el humor, lo tétrico, lo femenino y lo violento se combinan de forma magistral. Una oportunidad de disfrutar y conocer obras fundamentales para entender el devenir del arte contemporáneo latinoamericano, de las que se pueden sacar muchas conclusiones enriquecedoras para el circuito local.

3.- “Cuerpos de Obra” de Camila Ramírez, MAC Quinta Normal

Es sin duda la artista revelación del año, con un corpus artístico unitario y coherente. Durante el 2012 ha mostrado en diferentes exposiciones individuales y colectivas y en diversos espacios un conjunto de piezas que dialogan unas con otras y todas ellas con el público. El juego, el trabajo y el arte son los tres extremos del triángulo de una artista política que ha dado una lección de sencillez, compromiso y brillantez a los artistas “consagrados” del país.

Juan Castillo, "Otro día", 2012, cortesía Museo de la Solidaridad Salvador Allende.

Juan Castillo, “Otro día”, 2012, cortesía Museo de la Solidaridad Salvador Allende.

2.- “Minimal Barroco” y “Otro Día”, Juan Castillo, Galería Metropolitana, MSSA

“Minimal Barroco” es una obra en donde el tránsito urbano, las zonas marginales, el combate contra la lava globalizadora, la re-instauración del individuo y su rescate del anonimato y el viaje, entran en disputa. Un sumidero de reflexiones que ha encontrado el nido más adecuado en la Galería Metropolitana. La envidia de Chile (capital y regiones) de gestión y generación de proyectos necesarios desde el presupuesto bajo cero. Otra buena política expositiva la tiene el Museo de la Solidaridad Salvador Allende, que también hizo hueco a Castillo con la exposición Otro día. Una muestra en la línea de la anterior (como reivindicación del individuo) pero en un sentido más onírico e irreal. Dos montajes que nos permiten disfrutar del mejor Juan Castillo, y aunque no sean sus últimas creaciones, destacan en el año chileno. Se podría añadir su propuesta en el alternativo Espacio Flor, aunque no sea estrictamente individual. Pero de alguna manera tengo que aplaudir el trabajo de esa pequeña e independiente galería, que, entre otras, también ha mostrado una buena pieza de Nicolás Rupcich.

1.- Lo Innombrable. Pero que yo voy a nombrar

La no-exposición individual de Pablo Ferrer en la Sala Gasco. En el año 1990 Joseph Kosuth organizó una muestra en el Museo de Brooklyn. Alrededor de 100 trabajos escogidos por el artista de entre la colección de ese Museo. Desde objetos egipcios hasta fotografías contemporáneas. Obras susceptibles de polémica por motivos religiosos, políticos o sociales. Principalmente, por su contenido erótico. Pero que sin embargo formaban parte de la colección de la institución.

Esas cien piezas fueron exhibidas sin mayor problema, pero algo debía de pasar; las alarmas se dispararon en forma de agresivas entrevistas, artículos en llamas, la furia del director… el teléfono de Kosuth escupía azufre. La exposición era reivindicativa: se solidarizaba con un montaje anterior organizado en el mismo museo de siete fotografías de Robert Mappelthorpe. Fueron censuradas por un presunto contenido homosexual.

Kosuth señalaba con el dedo: la hipocresía de una institución que censuraba unas fotografías por considerarlas indecentes y no tenía problema en mostrar piezas aún más eróticas por ser parte de la Historia del Arte. Kosuth tituló su exposición “Lo Innombrable”.

La censura continúa en el 2012, aunque parezca increíble. Sala Gasco censuró la exposición individual de Pablo Ferrer por dos lienzos de contenido “indecente”. Yo he visto una de esas obras; una mujer que solo lleva unas medias puestas tumbada en un bosque. Pero no se ven ni los pechos, ni el culo, ni la vagina. Podría salir en los Teletubbies. Es deleznable, penoso que se censure una obra así. Y lamentable que lo haga una de las pocas empresas privadas que apoya el arte en Chile. Innombrable. Por solidaridad, la no-expo de Pablo Ferrer es la mejor individual del año.

Con motivo de este artículo, lancé esta misma pregunta (cuáles son las mejores/peores exposiciones individuales en Chile en 2012) a Justo Pastor Mellado; ésta fue su respuesta.

es que no hay ni peor ni mejor
esa es la verdad
o sea
ni da para peor ni para mejor
solo medianía
mediocridad
es un panorama realmente desolador

¿no rescatas nada? ¿ninguna expo individual de un mínimo interés?

es decir
si te digo que la de Leppe
es demasiado cercano

lo peor: la Feria Faxxi
lo mejor: Cristóbal Traslaviña en el MAC

Categoría: Críticas de Arte

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